Durante la temporada de lluvias, el agua que da vida a los cultivos puede volverse un desafío silencioso. Cuando el suelo se satura, el oxígeno desaparece y las raíces empiezan a sufrir. En ese ambiente sin aire, los hongos patógenos encuentran el lugar perfecto para atacar. BioDerma, un bioinsumo a base de Trichoderma harzianum, fue creado precisamente para proteger las raíces en esos momentos críticos. Este hongo benéfico no solo defiende: revitaliza el suelo y ayuda a las plantas a fortalecerse desde adentro.
Un enemigo invisible bajo la superficie
El exceso de humedad no solo deja las raíces sin oxígeno; también altera el equilibrio natural del suelo. Hongos como Fusarium, Rhizoctonia o Pythium comienzan a desarrollarse y bloquean la absorción de nutrientes. Lo que a simple vista parece un problema pasajero suele ser, en realidad, un proceso de asfixia. Las plantas dejan de “respirar” y, con ellas, el ecosistema subterráneo que las sostiene.
Aquí es donde entra en acción BioDerma.
El poder del Trichoderma: un aliado vivo del suelo
Trichoderma harzianum ha evolucionado junto a las plantas durante millones de años. En la fórmula de BioDerma actúa como un escudo biológico que coloniza la rizósfera —la zona alrededor de la raíz— antes de que lo hagan los patógenos. Una vez instalado, fortalece las defensas naturales de la planta, estimula la aparición de raíces nuevas y mejora la estructura del suelo. En otras palabras, transforma un ambiente hostil en un espacio fértil y equilibrado.
BioDerma no “cubre” un problema: crea condiciones para que la planta y el suelo se recuperen y prosperen.
Resultados que se sienten bajo tierra
Quienes utilizan BioDerma suelen notar cambios visibles en pocas semanas: raíces más firmes, plantas con mayor vigor y suelos que se mantienen más aireados. Esa mejor oxigenación no solo previene enfermedades radiculares; también permite un aprovechamiento más eficiente del agua y los nutrientes. Lo que antes era un terreno propenso a la pudrición se convierte en un suelo vivo y resiliente.
Cómo y cuándo aplicarlo
La aplicación de BioDerma es sencilla y adaptable a cada cultivo. Puede incorporarse al agua de riego, aplicarse durante el trasplante o utilizarse para preparar semilleros. Lo importante es que el producto llegue a la zona radicular, donde el Trichoderma puede establecerse y comenzar su trabajo. En regiones con lluvias intensas o sistemas de riego frecuentes, usarlo de forma preventiva es la mejor estrategia; también es útil después de un encharcamiento, para ayudar a las raíces a recuperarse del estrés y recolonizar el suelo con microorganismos benéficos.
Siga siempre la etiqueta para dosis y frecuencias del lote. Si se requieren fungicidas de amplio espectro, sepárelos algunos días para no interferir con la colonización del Trichoderma.
Del campo al jardín
Aunque nació como una herramienta agrícola, BioDerma ha demostrado su valor en distintos escenarios. En céspedes deportivos, acelera la recuperación tras lluvias intensas o pisoteo. En jardines urbanos y macetas, mantiene las raíces saludables sin recurrir a fungicidas químicos. Y en viveros o semilleros, protege las plántulas en las etapas más delicadas de su crecimiento. Donde haya raíces, BioDerma puede ser un aliado.
Una nueva forma de cuidar el suelo
Cuidar las plantas no es solo regarlas o fertilizarlas; también es proteger el mundo invisible que sostiene su vida. Cada aplicación de BioDerma contribuye a restaurar el equilibrio natural que muchas veces se pierde con el uso excesivo de químicos o la alteración del ciclo del agua. En lugar de combatir el problema con fuerza, lo resuelve con colaboración: microorganismos que ayudan a otros seres vivos a prosperar. Esa es la esencia de la sostenibilidad.
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